Catapalla

Y llegamos al último punto de nuestra visita de estudio: Catapalla. Se le conoce por el famoso Puente Colgante, además de tener varias bodegas vitivinícolas y apícolas. 

Luego de esperar varios minutos para poder atravesarlo, no pude evitar saltar y correr por el puente para volver a sentir lo divertido que era. Obviamente, varias personas se asustaron, pero solo se vive una vez, ¿no?

Al otro lado puedes observar muchos puestos donde venden recuerdos, había uno que, personalmente, me llamó mucho la atención (no le pude tomar foto, pero me acuerdo de memoria la frase); era una copa que decía:

Si a Lunahuaná vino, y no tomó vino, entonces a qué #*%"% vino

Caminamos un poco más allá y pude observar que había un servicio de paseo a caballo, me habría gustado hacerlo, pero era evidente que no se podía. Sin embargo, cuando nos dirigíamos a la bodega Reyna de Lunahuaná, deseé haberlo hecho. El camino estaba repleto de estiércol, tenía que fijarme bien por dónde caminaba para no llevarme alguna sorpresa; lo bueno es que no tenía olor, ya que solo se alimentan de hierbas, pero sí era desagradable.  

Llegamos a la bodega Reyna de Lunahuaná, ahí nos enseñarían el proceso de elaboración del vino, cabe resaltar que es el vino artesanal, sin fines industriales, de tal modo que es más natural y el sabor sería mucho mejor. 

El guía nos explicó los pasos para elaborar el vino. Primero, claro está, es la recolección de uvas. Luego se extrae el mosto, mal llamado jugo, de la uva y se procede a almacenarlo en los pishcos, que posteriormente son sellados con cal para iniciar con el proceso de fermentación. Después se pasa al embotellamiento.

Una vez abierta una botella de vino, puede permanecer así máximo 28 días, a partir del día 29 ya se convierte en vinagre.

Pishcos

Luego nos enseñaron el proceso de destilación del pisco. Me pareció algo interesante, ya que el vino en estado líquido comienza a ser hervido y el vapor se conduce por la parla, una vez frío retorna a su estado líquido.

Parla

Evidentemente no pudimos catar los vinos, ya que somos menores de edad. Pero luego pasamos a degustar la miel de abeja que, por cierto, estaba muy deliciosa. Lamentablemente, no pudimos ver el proceso de la elaboración de la miel, pero es algo que me gustaría aprender en mi próximo viaje hacia Lunahuaná.